lunes, 4 de agosto de 2008

Recogiendo nuestras Huellas

El Aguador, su historia
El aguador tiene una historia bastante antigua y curiosa que se remonta a algo así como 25 años atrás.
Por amistad con el Hno Juan Muñoz Leiva, uno de los dueños de esas tierras autorizó a la corporación S.R de la Ferriere, a que ocupara una porción de suelo del fundo San Carlos de la comuna de San Clemente, para que en ellas se realizaran las actividades ashrámicas que la tradición requería de los practicantes de yoga.
Se trata de un terreno ubicado en el lugar de confluencia de 4 ríos, el Melado, el Maule, el Claro y el Tricahue, todos de frías y cristalinas aguas, encajonados entre cordilleras de impresionante belleza.
De impenetrables matorrales, el terreno desanimó a más de un hermano de ese entonces, que apurando juicios, lo desahució para los fines que se requería. A punta de golpes de hacha y con mucho esfuerzo, los colonizadores gefeucianos fueron abriendo algunos claros, para ir dejando espacios que despues irían a convertirse en el santuario y las primeras cabañas rústicas (que resisten después de 20 años), al tiempo que se hacían las gestiones para la obtención del título de dominio del terreno, tramite que culminó el año 1990 con la inscripción de la propiedad en el conservador de bienes raíces de Talca, a nombre de la Corporación S.R. De La Ferriere.
Se hizo llegar agua potable desde vertientes distantes y con el esfuerzo de no pocos, entre los que se destacaron los Hnos Juan Muñoz Leiva, Hector Orellana Aparicio, Santiago Diaz M., Remigio Monroy, más el entusiasmo de la GFU chilena, se fueron realizando cada verano las jornadas de vida de ashram que convocaron la asistencia de la hermandad no solo del país, sino también de hnos. de los países vecinos, que venían a vivir una experiencia de vida montaraz en la rusticidad de los veranos de nuestras montañas.
En enero del año 2003, gracias al esfuerzo del Hno Pedro Urrutia, El Aguador pudo contar con electricidad, lo que significó un considerable acortamiento de los tiempos de ejecución de cualquier trabajo que se haga en él.
La pavimentación del camino internacional al paso fronterizo de El Pehuenche, ha significado que se pueda llegar al Aguador en 45 minutos desde Talca por un hermoso camino de montaña, que pasa por el lago Colbún y que regala al viajero una impactante vista para las cámaras fotográficas.
Hoy, con el uso y el trabajo, El Aguador se ha convertido en un lugar apto para el establecimiento de recintos que puedan brindar mayores comodidades y permitan actividades en los blancos y fríos inviernos de la montaña, proyecto en el que está abocada la comisión de Ashram dirigida por nuestro Hno Rodrigo Villalobos.
Los que iniciaron este sueño, lo hicieron en la medida de sus fuerzas, de su capacidad y del alcance de su imaginación. Los que soñamos hoy lo hacemos conforme nuestra imaginación, interpretando las actuales necesidades que la Hermandad tiene hoy.
Ahora los necesitamos a todos, se trata de probarnos cual es el alcance de nuestros sueños, se trata de concretar las obras que reflejen el grado de madurez que nuestra institución y sus miembros han alcanzado en Chile.
Tenemos la suerte de que está todo por hacer.


Aporte de Ivan Salas

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